jueves, 24 de diciembre de 2009

Fútbol pulpero

Bordeando la costa atlántica, al sur de Puerto Madryn, un grupete de pulperos ladinos supo instalarse en un paraje que después se conoció como Cerro Avanzado y protagonizó allí, al pié de las bardas y besando el mar, cruzadas inusitadas de un balompié rancio que ya no se practica.
Llegados de lugares recónditos, bebían de la copa del buen fútbol y supieron ganarse el respeto de los citadinos. Estos, en ocasiones extraordinarias, se presentaban con la dudosa excusa de practicar una pesca de concreción incierta y el sueño serio de plantearles el desafío futbolero.

viernes, 18 de diciembre de 2009

El retiro de Luis Arellano Cruz

Luis Demóstenes Arellano Cruz siempre tuvo más nombre que futuro en el balompié patagónico. No obstante, al influjo de una obstinación admirable se las arregló para construir un pequeño aunque olvidable capítulo en la rica historia que ostenta este deporte en el sur del país.
Y aun cuando su recuerdo tiene que ver más con el desenlace de sus desafortunadas intervenciones futboleras que con su capacidad para practicar ese deporte, capacidad definitivamente nula, debe sí coincidirse en que, acaso por esa misma razón, aun hoy hay quienes recuerdan sus excentricidades.

El nacimiento de botín, la historia que no se cuenta

Ya no se juegan partidos de fútbol en los inviernos de Ricardo Rojas.
Hubo una época en que se disputaban match furiosos y la lucha era bravía.
Desde Río Mayo hasta Lago Blanco, pasando por Aldea Beleiro y Facundo, existía un abanico de team ásperos que desafiaban el filo del invierno para protagonizar campeonatos de leyendas, algunos de los cuales fueron registrados minuciosamente en las memorias de Diógenes Sánchez, casi el inventor de la casuística.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Un invicto sospechoso

Fue durante aquellos años, cuando aún existían en Trelew los viejos galpones de Corradi, la estación de trenes permanecía con su óxido impertérrito frente a la laguna sin nombre e incluso sobrevivía el monolito de 25 de Mayo y Fontana, que el team de Barrio Don Bosco tejió su famoso invicto como local.
Fue esa la época de los más chicos agolpándose frente a la locomotora en desuso del parque de Fontana y San Martín, sintiéndose maquinistas del tiempo, y de los potreros posibles.
Aun se cruzaba la zanja, hoy convertida en calle de infinitas curvas, para ir un poco más allá.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Pacto en el averno

A fines del siglo pasado circuló una leyenda improbable por el valle inferior del río Chubut, llena de entretelones que invitaban al asombro y ribetes inconmensurables.
Daba cuenta del paso inexplicable de un jugador único, extraordinario, por las canchas del Asilo de Ancianos, un reducto futbolero ubicado en el extremo sur de Trelew que supo ver en su génesis a toda un abanico de exponentes del balompié: desde geniales gambeteadores hasta oscuros marcapuntas.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Imbatibles, como el viento

En su tratado sobre el fútbol patagónico Dionisio Medina introdujo un ensayo, referido a la incidencia del clima en el desarrollo del juego, que denominó "Aventuras y desventuras de jugar con el viento en contra".
Allí el notable pensador de la meseta dio cuenta de una serie de hechos insólitos que se produjeron a partir de encuentros futboleros jugados en el clima hostil, destacando con énfasis prosaico el sonado caso de Cirilo Huentecoy, un arquero esmirriado al que se lo llevó el viento en una final olvidable.

viernes, 4 de diciembre de 2009

El penal del fin del mundo

Por aquella época la Patagonia era tan agreste como ahora pero sus dificultades más profundas, su vastedad menos explorada y, en general, su clima más cruel que ahora.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Ya nunca me verás como me vieras…

La felicidad estaba en la esquina de Moreno y William Davis. No hacía falta más. Ahí le dábamos pelea a las siestas de verano, cubriéndonos del calor de la tarde con la sombra escasa del muro que sobrevive, y también ahí nos alcanzaba la noche tempranera de los inviernos crudos. Ahí teníamos el arco, entre las vigas del paredón, y ahí fue que armamos nuestro primer equipo de fútbol.