Cuando los galeses eligieron Chubut para mudar su historia
ya sabían que las carencias superaban ampliamente a la voluntad, que fue mucha,
del propio gobierno argentino de ayudarlos en la intención. Un Fuerte destruido
por el paso del tiempo, relatos de viajeros ocasionales y aquella promesa de
ayuda de Nación a través del ministro Rawson conformaban toda la invitación.
Sabían, por lo demás, que casi todo estaba por hacer; desde sus casas hasta los
mismos caminos para llegar; pero aun así eligieron Patagonia, desechando
posibilidades de otras geografías como Estados Unidos, Brasil o, en Argentina
misma, Santa Fe y el propio Carmen de Patagones, no tan lejano, no tan
inhóspito, y con algo de la civilización que por aquí aun no había.
El cambio de aire, de geografía y la posibilidad de escalar
posiciones sociales no fueron nunca la médula de la idea, de la génesis del
viaje. El norte siempre fue crear una comunidad que, sobre todo, conservara sus
costumbres y su cultura para lo cual, obvio, resultaba fundamental mantener el
lenguaje único que poseían.
Esta semana Trelew vivió una experiencia singular: se
inauguró la primera escuela bilingüe castellano-galés del planeta. Cuatro años
antes de cumplirse el primer siglo y medio de la colonización, aquella meta de
conservar el idioma se relanzó con esta obra que, es bueno saberlo, tiene su
historia dentro de la historia misma.
“La idea del primer taller galés fue de Mónica Jones, en
Gaiman, y se plasmó en el garaje de su casa de Trelew, en 1996” rememora
Shirley James, que enseña nivel primario en el actual edificio de Ysgor yr
Hendre (Escuela de Hendre). Lo recuerda en cada detalle porque fue ella quien
tomó la posta de las enseñanzas en aquel pequeño jardincito llamado “Y Draig
Fach”.
Shirley se entusiasma contando la historia, va de un año a
otro y termina pidiendo el auxilio de Catrin Morris, que nació en Gales y se
afincó aquí en 1998; y de Judith Jones, también docente al igual que Silvia
Almeyra, que hoy tiene las riendas del establecimiento y, además, estudia el
idioma.
En 1997 “Y Draig Fach” se mudó a los altos de la Asociación
San David y un año después llegó Catrin, gracias a un proyecto del gobierno
galés. Ante la falta de capacidad edilicia, por aquellos años se las arregló
para enseñar en el comedor de su propia casa mientras Shirley continuaba con
sus clases en un quincho, cuanto menos hasta el 2000 cuando se volvió al
edificio de San Martín y Belgrano que los cobijó por los 2 años siguientes.
Ya en la temporada 2002/03, en el edificio de Italia y Alem,
Catrin tuvo como asistente a Romina Herrera, que se había iniciado con ella en
el aprendizaje del idioma en 1998. Un año después el jardín recaló en la
capilla Tabernacl de Trelew, que sirvió para que Judith Jones comenzara a
trabajar en el plan.
En este punto es bueno aclarar que en 1997 se oficializó un
proyecto en el país de Gales para la enseñanza del idioma y es por ello que,
desde ese año, comenzaron a llegar docentes de aquel país para enseñar el
idioma aun cuando, antes, quienes arribaban a Chubut lo hacían en calidad de
voluntarios.
Con ese camino recorrido llegó el momento de formalizar el
proyecto. Fue en 2004 cuando Catrin Morris organizó las primeras reuniones con
la intención de convertir esos talleres en enseñanza oficial para lo cual, claro,
iniciaron los contactos con las autoridades de gobierno.
“La verdad es que tuvimos ayuda desde el ministerio, y
también mucha colaboración de Javier Cunha” reconoce Catrin, quien resaltó como
fundamental el papel de Dafydd Wigley, prominente parlamentario galés que no
solo contribuyó con 40 mil libras para plasmar la idea, sino que donó un cuadro
del pintor Kyffin Williams para ser rematado y con ello se lograron otros 5 mil
billetes de esa moneda. A ello se le sumaron otras 10 mil libras que se reunieron
en la zona con distintos trabajos, donaciones de personas de la comunidad
incluso la elaboración de un tapiz que la propia Catrin vendió en el Esteidfood
Nacional de Gales. El dinero sirvió para adquirir el edificio actual de la
Escuela, en la calle Moreno de Trelew.
Días de clase
El status de bilingüe “no hace que los alumnos trabajen el
doble que en el resto de las escuelas” dice Catrin, aunque reconoce sí que hay
una carga pues al castellano que los alumnos traen de la casa se le agrega el
galés.
“En general los chicos se introducen gradualmente en el
idioma, pero es rápido” cuenta Judith, docente de nivel inicial, y Silvia
recuerda que “cada grado tiene dos docentes, uno para idioma galés y otro para
castellano” y que “salvo temas específicos, como la materia Lengua por ejemplo,
el resto se enseña en castellano y en
idioma galés”.
No hay orientación religiosa en las clases, algo que
necesariamente debe aclararse pues los primeros colonos estaban marcados por un
fuerte apego a la iglesia, y tampoco existe un especial énfasis en estudiar la
llegada y primeros años de los galeses en la Patagonia, aunque Silvia reconoce
que “está siempre presente porque se enseña el idioma y tradiciones que ellos
trajeron y, además, en la enseñanza que impone el ministerio la colonización
tiene un lugar muy importante desde siempre”.
Contar con docentes en galés no es tarea sencilla, la misma
Catrin Morris relata que la última entrevista laboral se hizo a través de Skype
(sistema para hablar por internet) con uno de los interesados que aplicó para
el puesto tras leer el anuncio publicitario en un diario de aquel país. El
ingreso, lógicamente, no es tan sencillo porque impone un viaje de unos 13 mil
kilómetros y hasta cierta adaptación al llegar a la zona.
No sólo descendientes en la matrícula
Aquella intención de conservar la lengua entre los colonos y
sus descendientes tiene en la Escuela Hendre no solo su continuidad, sino que
los objetivos superan incluso esa frontera.
Hoy la matrícula arroja un dato ciertamente curioso: la
mayoría de los estudiantes no son descendientes de galeses, y hay varios
apellidos de pueblos originarios entre quienes toman clases.
El idioma ayuda porque, aunque puede aparecer como
dificultoso para quien no lo conoce, Catrin Morris afirma que “tiene mas
parecido al castellano que al inglés, que es totalmente opuesto” en su
estructura.
El nuevo edificio
El edificio inaugurado en la semana es, en realidad, parte
del proyecto final. Lo que se ha construido hasta aquí es la parte de educación
inicial, que son tres aulas para jardín de infantes. Aun restan las de primario
que son, obviamente, el objetivo que ahora persiguen desde la Escuela Hendre
Trelew número 1031
Primera promoción
2012 no será un año cualquiera para Ysgol yr Hendre Trelew.
Tendrá su primera promoción, que será de 5 alumnos.
Mercedes Meza White, Gweneira Hughes, Ronald Sechi Lloyd y
Joaquín Ojeda que asisten desde el taller ““Y Draig Fach” y Rocío Fernández,
que se sumó al grupo el año pasado (aunque esporádicamente participó de
talleres e incluso vivió unos meses en Gales) serán los primeros ex alumnos.
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