En Trelew se inauguró este martes la primer escuela bilingüe en idiomas castellano-galés del planeta. Ciudad fundada por los colonos de ese país europeo, ha logrado -al igual que las localidades del valle que la rodean- conservar no sólo las costumbres sino también la lengua con la que llegaron a la Patagonia Argentina hace casi 150 años, en 1865.
Aquí, un pequeño artículo que escribí sobre esto.
Cuenta Richard Jones (Glyn Du) en su libro que la primera
vez que pretendieron domesticar una vaca, una vez en Puerto Madryn, el animal
terminó por llevarse puesto a su propio padre, y pasó de llamarla “mi chiquita”
a un menos componedor “arpía asquerosa”. No menos feliz fue el intento por
llegar desde el golfo hasta el río Chubut, que casi mata de hambre a una docena
de ellos. Las peripecias fueron insondables y están relatadas en su libro, “Del
Imperio al desamparo”
Aunque con menos detalles, también el reverendo Abraham
Matthews –al igual que Jones, miembro del contingente que llegó con el Mimosa-
relata los sufrimientos de ese grupo de galeses en la zona, lo que incluye su
total desconocimiento de la actividad agropecuaria, además de una geografía de
nulos puntos en común con su tierra de origen.
Aun así la elección del lugar para asentarse puede, como
mucho, merecer el calificativo de imperfecta, pero nunca de casual. Es que su
determinación no estuvo inducida por las facilidades, sino más bien por
objetivos centrales que pretendían cierta seguridad sólo bajo la necesidad de
mantener la causa.
Un párrafo del reverendo Matthews en su libro “Colonia
galesa de la Patagonia” resulta clarificador: “La idea era conseguir… un país
al cual se pudiera emigrar en forma suficientemente numerosa como para echar
los cimientos de un futuro gobierno galés, para tener congregaciones galesas,
escuelas galesas y conseguir un dominio tan absoluto sobre el territorio como
para no desaparecer, absorbidos por otros pueblos vecinos”.
En 2007 la selección argentina de rugby, Los Pumas, recibió
a la formación de Gales en Puerto Madryn en su preparación para el histórico
mundial que se disputaba meses después en Francia. Los europeos no sólo se
asombraron por el arraigo que la cultura de su país tiene en Chubut, sino que
con cierto rubor reconocieron que la mayoría de ellos ni siquiera conservaba la
lengua original de su pueblo.
Ayer en Trelew se inauguró la primera escuela
castellano-galés de la Patagonia, y probablemente la primera del país. Es
formidable. Los descendientes de los colonos han logrado, casi 150 años
después, conservar el espíritu que los obligó alguna vez a cruzar medio mundo,
lejos de sus ancestros.
No es poco, para nada.
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