jueves, 17 de noviembre de 2011

¡Tozudos!


En Trelew se inauguró este martes la primer escuela bilingüe en idiomas castellano-galés del planeta. Ciudad fundada por los colonos de ese país europeo, ha logrado -al igual que las localidades del valle que la rodean- conservar no sólo las costumbres sino también la lengua con la que llegaron a la Patagonia Argentina hace casi 150 años, en 1865.
Aquí, un pequeño artículo que escribí sobre esto.


Cuenta Richard Jones (Glyn Du) en su libro que la primera vez que pretendieron domesticar una vaca, una vez en Puerto Madryn, el animal terminó por llevarse puesto a su propio padre, y pasó de llamarla “mi chiquita” a un menos componedor “arpía asquerosa”. No menos feliz fue el intento por llegar desde el golfo hasta el río Chubut, que casi mata de hambre a una docena de ellos. Las peripecias fueron insondables y están relatadas en su libro, “Del Imperio al desamparo”
Aunque con menos detalles, también el reverendo Abraham Matthews –al igual que Jones, miembro del contingente que llegó con el Mimosa- relata los sufrimientos de ese grupo de galeses en la zona, lo que incluye su total desconocimiento de la actividad agropecuaria, además de una geografía de nulos puntos en común con su tierra de origen.
Aun así la elección del lugar para asentarse puede, como mucho, merecer el calificativo de imperfecta, pero nunca de casual. Es que su determinación no estuvo inducida por las facilidades, sino más bien por objetivos centrales que pretendían cierta seguridad sólo bajo la necesidad de mantener la causa.
Un párrafo del reverendo Matthews en su libro “Colonia galesa de la Patagonia” resulta clarificador: “La idea era conseguir… un país al cual se pudiera emigrar en forma suficientemente numerosa como para echar los cimientos de un futuro gobierno galés, para tener congregaciones galesas, escuelas galesas y conseguir un dominio tan absoluto sobre el territorio como para no desaparecer, absorbidos por otros pueblos vecinos”.
En 2007 la selección argentina de rugby, Los Pumas, recibió a la formación de Gales en Puerto Madryn en su preparación para el histórico mundial que se disputaba meses después en Francia. Los europeos no sólo se asombraron por el arraigo que la cultura de su país tiene en Chubut, sino que con cierto rubor reconocieron que la mayoría de ellos ni siquiera conservaba la lengua original de su pueblo.
Ayer en Trelew se inauguró la primera escuela castellano-galés de la Patagonia, y probablemente la primera del país. Es formidable. Los descendientes de los colonos han logrado, casi 150 años después, conservar el espíritu que los obligó alguna vez a cruzar medio mundo, lejos de sus ancestros.
No es poco, para nada.

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