Breve pero necesaria introducción, especialmente para
quienes desconocen Chubut y su historia, pues ayudará a entender mejor la
narración. Este cuento forma parte de mi libro “Historia de futbolistas
audaces, de leyenda y del olvido” que no es otra cosa que una serie de relatos,
ficción pura, en rededor a éste deporte pero con asiento, sobre todo, en la
geografía patagónica y especialmente chubutense.
Se mezclan allí personajes ficticios con reales, pero todos
los lugares mencionados existen, aun cuando sus denominaciones puedan parecer
increíbles (Cajón de Ginebra Chico y Cajón de Ginebra Grande, por ejemplo).
El noroeste de Chubut fue colonizado por galeses, que
llegaron a las costas de Puerto Madryn en 1865 y de allí se trasladaron al río
que por entonces llamaban Chupat, unos 60 km al sur. No combatieron con los
pueblos originarios sino que trabaron amistad con ellos. Con el tiempo, coraje
reunido de por medio, se aventuraron aquí y allá en expediciones al oeste de la
provincia. En una de ellas se dio la historia, verídica, que inmortalizó al
caballo Malacara, que dio la vida para salvar a los expedicionarios y de quien
incluso hay un monumento en Trevelin, que antes fue Colonia 16 de octubre. Lo
hago notar porque encontrarán una referencia a esto en el relato.
Debe aclararse, por último, que aun con lo descripto lo que
hay aquí es un cuento, con tono de humor, en donde abunda la ficción, pero
sobre todo el respeto a esos bravos galeses, de los que el autor desciende, y
también de quienes no lo eran pero hicieron de este lugar del mundo lo que hoy
es. Dicha la intención esta es, pues, la propuesta…