martes, 22 de noviembre de 2011

La Patagonia y las cenizas, la falta de vuelos y los trenes que no llegan


Segunda parte de una serie de notas que escribí para diario Jornada, a propósio de la discusión que se da por estas horas sobre Aerolíneas Argentinas. Apareció el 24 de julio.
La explosión del volcán Puyehue con su generosa dispersión de cenizas por la provincia, provocando pérdidas millonarias en los productores sobre todo ganaderos y dándole un golpe casi letal a la temporada turística, llegaron también para mostrar cuan incapaces hemos sido los argentinos de ponernos a la altura para morigerar los daños cuando ocurren estos desastres naturales que nadie previene ni puede evitar.
En ese contexto, la suspensión eterna de vuelos, que roza ya los dos meses, ha puesto casi en ridículo a la dirigencia política –con mínimas excepciones – de los últimos 30 años, incapaz de lograr un acuerdo para diagramar sistemas de rutas y transportes que hoy podrían atenuar ese impacto.
Este viernes Jornada publicó una entrevista la titular de la Cámara Argentina de Mediana Empresa, José Bereciartúa, en la que además de dar un panorama casi desolador de las pérdidas económicas en Chubut, evaluó en 60 mil la cantidad de pasajeros que dejaron de venir por la falta de conectividad aérea. Una enormidad.
Mientras esto ocurre, hace ya más de una década que duerme en las cámaras de senadores y diputados argentinos un proyecto de tren transpatagónico y sigue con chances de tratamiento –aunque ya fue “pisado” en 2008- otro de rutas inteligentes para todo el país que también incluye la construcción de un sistema ferroviario.
El desplome de vuelos a la región esencialmente desde Buenos Aires no sólo nos ha dejado sin diarios nacionales en cada uno de estos días de aeropuertos cerrados, sino sobre todo nos quitó más del 50 por ciento de los turistas que en esta época del año llegan para conocer nuestras bellezas naturales, lo cual está impactando –y según evalúa la CAME, impactará peor aun- en la economía toda de la región. Lo más grave es que no se puede asegurar un fin rápido para la situación. Más aún, en este mismo diario se reconoce que el verano será complicado con la ceniza por la sequedad misma del clima y los vientos que la arrastrarán desde la meseta, y que es probable que durante todo 2012 sigamos sufriendo el fenómeno. Cualquiera sea el cálculo de proporción que se haga respecto de aquel número de turistas que ya dejó de venir, dará un resultado alarmante.
Alta velocidad
Buenos Aires está a unos 1.500 kilómetros de la zona del valle inferior, y 60 kilómetros menos de Puerto Madryn y a menos de 2.000 de Comodoro Rivadavia. En Francia, el TGV (tren de alta velocidad) une París con Marsella en 3 horas de viaje, saldando así una distancia de 800 kilómetros. Es el medio de transporte más usado para los viajes interurbanos. La comparación se puede hacer casi con cualquiera de las potencias del planeta, incluyendo a China que desde su poderío económico está apostando todo a la modernización ferroviaria. Los países serios tienen trenes serios.
Europa, que tiene el sistema de trenes de mayor alcance del mundo y busca liderar en cantidad de kilómetros la apuesta hacia la alta velocidad, soportó por lo menos dos crisis en las que se discutió seriamente si apostar por los sistemas ferroviarios era viable desde lo económico, aunque nunca esa disputa se posó sobre lo social. Así en la década del 90 debieron rediseñar todo el sistema y en la década pasada apostar por la velocidad para seguir siendo competitivos respecto de los otros dos medios de transporte: las rutas, modernas, más seguras con sus doble trocha, y obviamente los aviones.
Hoy, pese a la crisis que soporta el viejo continente, los números le dan la razón a esa decisión de apostar por los ferrocarriles, especialmente los de alta velocidad. En ese marco es que Renfe de España, con su sistema AVE (Alta Velocidad) tuvo un incremento de 22,9 % en el número de pasajeros en 2010 en los tramos principales. Además de la rapidez para llegar a destino, debe decirse que Renfe se enorgullece de su puntualidad: el servicio alcanza el 96,6% en el rubro.
En China, y en tiempo récord posibilitado por su economía arrolladora, el Ministerio de Ferrocarriles ya puso en marcha el sistema de alta velocidad entre Pekín y Shanghai, uniendo los 1.318 kilómetros que hay entre las dos ciudades más importantes del país, lo que incluye 24 estaciones en el recorrido. El recorrido se hace en dos velocidades y en ambas el tiempo es envidiable: 4 horas y 48 minutos para la más rápida y 7 horas para la que es algo más lenta.
China acaba de publicar su balance para el primer semestre de 2011: los ferrocarriles transportaron cerca de 910 millones de pasajeros en este tiempo, con un incremento del 12,2 % respecto a la misma época del año anterior.
El Ministerio de Ferrocarriles también informó que se transportaron más de 1.940 millones de toneladas métricas de artículos, con un alza interanual del 8 por ciento. El transporte de carbón subió un 13,2 por ciento hasta los 1100 millones de toneladas métricas, mientras que el de crudo y cereales llegó a 67,92 millones y 46,65 millones de toneladas métricas, respectivamente.
Se estima que el servicio Pekin-Shanghai será utilizado por más de 80 millones de pasajeros cada año. Esos pasajeros pueden adquirir un boleto desde los 86 dólares (unos 330 pesos argentinos) en segunda clase y por 145 en primera.
Geografía
El costo del Pekín-Shanghai fue enorme por dos razones: la rapidez con la que se concretó y una geografía complicada, con montañas y ríos, que elevó mucho los precios obligando a construir 288 puentes y 21 túneles. Lo hizo en 39 meses lo que explica, también, por qué China ha logrado en la última década más kilómetros de alta velocidad que todo Occidente en el último medio siglo. Tienen ya 13 mil kilómetros y apuestan a duplicar esa cifra en 2020.
Este dato no es menor. Este diario publicó justamente un informe sobre el proyecto autopistas inteligentes que espera tratamiento en las cámaras legislativas argentinas en las que, entre otras cuestiones, se pondera la ventaja comparativa que tiene Argentina en ese aspecto, pues en general se cuentan con tierras llanas y en el caso de la Patagonia argentina con poca incidencia pluvial lo que abarataría los costos de construcción respecto a otras geografías del planeta.
Teniendo una visión a futuro de los cuidados del ambiente, no debe soslayarse además que el CO2 (dióxido de carbono) que envían los trenes a la atmósfera es 50 veces menor que los aviones y 40 veces menor que los automóviles.
Sobre precios y otras yerbas
Argentina, en el contexto internacional, vive aún una primavera económica. Mientras Europa discute hora a hora medidas para sostener a la Comunidad Económica bajo amenaza de ser arrastrada por la crisis griega, aquí los números –que se discuten en sus exactitudes, pero no en sus tendencias- no dejan de ser positivos.
Este modelo ha servido para sustentar una acumulación formidable de reservas federales, que están hoy en 51 mil millones de dólares pero, en el caso del transporte, los logros se ven diluidos por la falta de inversión seria y un enorme paquete de subsidios que, en el orden de los 9.502,4 millones de dólares para los trenes, apenas si contribuyen para sostener un sistema de bajísima calidad y corto alcance, tanto que discrimina totalmente al sur de la Patagonia argentina que directamente carece de sistema ferroviario.
Hay otro dato que no es menor y nos obliga a pensar en solucionar el asunto: este año Argentina registrará una de sus mejores campañas de granos de la historia. Se llegará a producir casi 100 millones de toneladas, entre soja (50 millones de toneladas), maíz (20 millones de toneladas) y trigo (15 millones de toneladas), entre los más importantes. Se estima que hay capacidad para alcanzar las 150 toneladas. El problema es que si esto último sucediera se duplicarían la cantidad de camiones en las rutas, esas mismas rutas que con el tráfico actual ya son de las más peligrosas del mundo. Imposible. La carencia de infraestructura en comunicaciones terminará siendo el gran freno del crecimiento del país que necesita, urgente, un sistema de trenes serio, moderno, y con alcance a la mayor parte de la geografía posible, además de autopistas de doble vía como ya es modalidad básica en los países del primer mundo.
21 volcanes activos
Según el instituto de volcanismo de Chile, solamente entre Temuco y Coyhaique existen 21 volcanes activos. Cualquiera de ellos, en una erupción, podría provocar el mismo efecto que el Puyehue y todos tendrían la capacidad de alcanzar estas tierras con sus cenizas. No es nuevo entonces, y sería riesgoso decir que ha sido el último

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